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👀🔥 ¿Qué os pone más: ver o que os vean?

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Lanzando una pregunta sincera a la sala, entre colegas:

👉 ¿Qué os excita más en una quedada o sesión PeC?

🔹 Ser tú quien mira, disfruta, observa… sin tocar demasiado, pero empapándote de la escena.
🔹 O todo lo contrario: estar en el centro, sintiendo las miradas clavadas mientras te dejas llevar y te corres sin pudor.

🎭 Yo reconozco que hay algo muy salvaje en ambos papeles…
A veces soy más de espectador 🔍, y otras veces me caliento con ser el show 🔥.

¿Qué os pasa a vosotros? ¿Preferís mirar o ser mirados? ¿O depende del día?

Nos leemos.

 


Nacho Organizador de Eventos de Club de Pajas Madrid y actual presidente de nuestra organización

 
Publicado : 22 de mayo de 2025 19:01
Nabopolasar reaccionó
(@nabopolasar)
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Eminent Member Pajilleros
 

A mí también me gusta tanto mirar como ser mirado. Para mí asistir a los eventos de PeC es algo especialmente emocionante porque no vivo en Madrid; voy algunas veces al año y nunca, jamás dejo de ir a los eventos de PeC, para mí es inconcebible dejar pasar la oportunidad de disfrutar de algo que me gusta tanto como masturbarme con tíos que disfrutan de la masturbación en grupo tanto como yo.

Disfrutar de que me miren me viene de lejos. La primera vez que otro tío me vio empalmado fue al poco de cumplir doce años. Era un vecino mío casi un año menor que yo y estábamos en mi casa, mis padres estaban fuera. Yo hacía tiempo que había descubierto entre los libros de una estantería uno cuyo título era "Secretos sexuales". El libro es interesantísimo, trata fundamentalmente de la visión y de la práctica del sexo en las civilizaciones orientales, China, Japón, La India. Muy bien redactado, ofreciendo una información interesante. Con muchos fragmentos de obras originales, como el Kamasutra, el Ananga Ranga y otras obras de temática sexual. Y con muchísimas ilustraciones. Muchísimas. No había ninguna fotografía, ni falta que hacía. Todas las ilustraciones eran en blanco y negro y eran dibujos o grabados. Eso sí, de una calidad inmejorable. Casi todas las páginas tenían alguna ilustración: hombres y mujeres teniendo sexo en todas las posturas habidas y por haber, también algunas de sexo oral y masturbación mutua. Desde que lo había descubierto, me gustaba no sólo hojearlo para ver las ilustraciones, sino también leerlo, porque, como os he dicho, es que era muy muy interesantes, trataba de prácticamente todos los aspectos relacionados con el sexo que puede haber. Por supuesto, me excitaba con las ilustraciones y me tocaba. Pero aún no me hacía pajas. No lo había descubierto por mí mismo.

Ese día que estaba en casa con mi vecino le enseñé el libro y le gustó mucho. Íbamos pasando las páginas y recreándonos en las ilustraciones. Mi vecino comenzó a tocarse con los pantalones puestos y yo también estaba empalmado. Entonces hice algo de forma completamente instintiva: mientras él miraba las ilustraciones, me saqué la polla, me la descapullé y coloqué los dedos de las manos en la base del pene, en el pubis, de forma que mi rabo tieso se mostraba en toda su magnitud - esto es algo que me sigue gustando hacer de vez en cuando cuando me masturbo -. Fue algo instintivo, de pronto, me apeteció enseñarle la polla a mi vecino. Aún recuerdo, todavía con apenas unos pelillos en la base y poco más. Y mi vecino se quedó impresionado ¡Hostia, vaya nabo! Él no se la sacó, todavía pasó algún tiempo hasta que se la vi. Y entiendo que así fuera, porque, comparada conmigo, su polla era pequeña. Yo no tenía referente ninguno respecto al tamaño de los demás chicos. Mi único referente en ese aspecto era mi padre, al que veía desnudo con cierta frecuencia, en la ducha casi siempre. Siempre me impresionó el rabo de mi padre. Supongo que tal vez me parecía más grande de lo que en realidad era, pero sí que estoy seguro de que estaba bien dotado. Alguna vez que lo vi recién levantado la tenía tiesa y aquello me pareció enorme. Siempre que lo veía desnudo no podía evitar mirársela. Yo trataba de hacerlo disimuladamente, pero recuerdo que, en una ocasión en que me quedé mirándosela durante algo más de lo habitual, me dijo ¡No mires tanto!

Fue entonces, cuando le enseñé la polla a mi vecino, cuando él me preguntó que si me hacía pajas. Yo no había escuchado eso nunca y le pregunté que era. Él me lo explicó y yo aproveché para hacer con mi mano lo que él decía que había que hacer. Sólo unas pocas sacudidas, no me hice una paja entonces, con mi vecino allí. Pero ya había aprendido a hacerlo. Y empecé a masturbarme habitualmente, al poco de cumplir doce años. Ya con esa edad, enseguida comencé a experimentar orgasmos secos. Coincidiendo con esto, mi vecino y yo comenzamos a hablar de pajas con otros vecinos. Recuerdo todavía cuando le comenté a otro vecino "El otro día me hice una paja y me dio tanto gusto que no pude seguir". Y era verdad, aquel orgasmo seco había sido muy intenso y dejé de cascármela del gusto que me dio. Unos días más tarde, hablando este vecino y yo con otro, salió el tema de las pajas y yo dije que no me las hacía - sí, aún había algo de vergüenza -. Enseguida, el vecino al que le había hecho esa confesión dijo "Mentira. Me dijiste ayer el otro día me hice una paja y me dio tanto gusto que no pude seguir". El otro vecino se rio. Era algo más de un año mayor que nosotros, así que había pasado ya por aquello de los primeros orgasmos secos.

Enseguida los orgasmos dejaron de ser secos. Le había cogido el gusto a hacerme pajas y recuerdo como notaba la humedad en la punta de la uretra, me pasaba los dedos y notaba la viscosidad. Aunque por supuesto yo sabía lo que era la eyaculación y el semen, en aquellos momentos no se me ocurrió que aquella viscosidad que yo tenía en "la puntita" cuando me masturbaba era un anticipo del semen. Todavía recuerdo la primera vez que fue algo más que humedad en la puntita. Me salió una gota. Sólo una gota y muy líquida, pero ya era algo más que un poco de viscosidad que se notaba pero no se veía. Aquello ya era una gota con color, aún no totalmente blanca, pero ya me corría. Entonces me di cuenta de lo que acababa de ocurrirme y que la viscosidad de las veces anteriores era un anticipo de lo que me acababa de ocurrir. Me pareció algo increíble. Como seguí haciéndome pajas frecuentemente, en apenas unos días ya estaba echando algo más que una gota y ya no tan líquido, sino más cantidad y más espeso. Empezó el uso de papel higiénico.

Como os podréis imaginar, me faltó tiempo para decirle a mi vecino el que me había enseñando a hacerme pajas que ya me corría. Recuerdo en mi casa, en mi cuarto, masturbándome mientras él me miraba la polla impresionado - él aún no me había enseñado la suya -. Y cuando le dije "ya va a salir" y me corrí sobre un trozo de papel higiénico. El verano acababa de empezar y enseguida empezamos a masturbarnos juntos algunos vecinos. Al principio sólo me corría yo, pero enseguida empezó otro y luego otro. El caso es que yo era el que había madurado más temprano y era el que tenía la polla más grande: la más larga, la más gorda y también la más cabezona. Como os podéis imaginar, los demás chicos me la miraban con una mezcla de admiración y envidia.

Durante el tiempo que duraron esas inocentes pajas de la adolescencia temprana disfruté mucho. Me gustaba exhibirme, claro está, pero también me excitaba mucho hacerme pajas con chicos de mi edad y ver como eran sus pollas. El caso es que sí, había madurado pronto y con doce años tenía un rabo que impresionaba a los demás chicos, pero ya apenas me creció más. Me quedé en 16 cm de longitud y 13 de circunferencia. Y siempre he estado contento con eso. Como nos pasa a todos, en los vestuarios es inevitable fijarse en las pollas de los demás tíos. En los eventos de PeC veo a tíos que la tienen más grande que yo y me parece muy excitante. De vez en cuando algún tío con el que juego me dice algo así como "qué grande la tienes" y yo siempre le digo que la suya está muy dura o que me gusta mucho su forma y que no sólo me gusta su polla, sino que también me parece muy atractivo, que estoy disfrutando mucho jugando con él y que quiero hacerle disfrutar al máximo. Y es cierto que la variedad es algo impresionante. Siempre podrás encontrar tíos con la misma nariz, las mismas orejas, los mismos labios. Pero no hay dos tíos con la polla exactamente igual. En los eventos de PeC vemos toda la variedad. Eso me parece muy excitante. Más largas y más cortas, más o menos gruesas, con mayor grosor en la base o en el tronco o en el capullo, más o menos rectas o algo torcidas.

Ver a los tíos en los eventos de PeC tocarse, masturbarse, jugar en parejas, en grupos, las caras de placer, los gemidos... todo es muy muy excitante. Con las luces tenues y la música ambiental a bajo volumen, es un espectáculo de los sentidos. Por supuesto, no sólo las pollas, todo el cuerpo y todos los cuerpos, todos los cuerpos son bellos y un tío completamente desnudo que está disfrutando mientras lo pajean y él pajea a quien lo está pajeando a él o a otro tío es algo que te hace sentirte bien. Eres un hombre como él, tienes lo mismo entre las piernas, de distinto tamaño y de distinta forma, pero lo mismo, tu polla es tan excitable y tan sensible como la suya y te sientes en comunión plena con él. Me gusta estar jugando con un tío o con unos cuantos y recrearme en nuestro disfrute, pero también ojeando lo que otros chicos, otras parejas o grupos están haciendo. Algo en concreto puede excitarte mucho o simplemente gustarte.

A mí me gusta que me miren y me gusta mirar. Me gusta que me miren, más que cuando estoy masturbándome o cuando me están pajeando a mí, cuando soy yo el que está haciendo gozar a un tío y al tío se le nota que está disfrutando de como lo estimulo. Me resultan muy excitantes esas miradas que parecen decir "qué bien lo hace" o "como está haciéndolo disfrutar". A veces, puedes incluso escucharlo  "¡vaya pajote que le está haciendo". Por supuesto, me pone muy cachondo - y me hace sentirme muy bien - que el tío al que estoy haciendo disfrutar me diga que lo estoy haciendo muy bien. Ir probando distintos ritmos, distintas técnicas, pedirle que me diga que es lo que mas le gusta, lo que más le hace disfrutar, para sí darle yo el máximo placer. Me gusta que me diga "¡Cabrón, que gusto, joder, tío estoy disfrutando a tope! Sigue, sigue". Y yo darle las gracias y decirle que estoy muy contento de estar haciéndole disfrutar tanto, que me avise cuando quiera que disminuya el ritmo porque yo estoy disfrutando también muchísimo haciéndole gozar a él y quiero que dure todo lo que a él le apetezca, que él decide cuando quiere correrse. A propósito de eso, algo que me pone muy pero que muy cachondo es que me digan que me han visto correrme y que les ha excitado tanto que se han corrido inmediatamente después. También a mí me pasa, ver correrse a un tío y parecerme tan excitante que precipite mi corrida.

Chicos, ¿qué os gusta más a vosotros? ¿Mirar? ¿Ver como os miran? ¿Las dos cosas? ¿También tenéis recuerdos de como disfrutabais mirando y siendo mirados por vuestros amigos en aquellas pajas inocentes de la adolescencia?


 
Publicado : 23 de mayo de 2025 01:09
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